Y sigan con el mismo color,
porque lo que viene es más “pulenta” (como decía el Cacho Caraza, según el Loco
“Creici”) que lo anterior. Hablando de los ñandúes salteños, recordemos a Benjamín Mamaní, un “originario” que en noviembre de 1936
viajó en tren de carga a Buenos Aires, hasta que fue expulsado del “expreso”
ferroviario. Menos mal que quedó a 35 kilómetros de su meta y eso, para él, no
era nada. Viajó para intervenir por segunda vez en el maratón de la revista El Gráfico. El año anterior ya lo había
hecho, finalizando 134 sobre 386 participantes. ¿Esponsor?, no los había, y los
viejos comerciantes le aconsejaban cuando iba “a “tirar la manga”, tomar la
carretilla, la pala o la cuchara de albañil”, para conseguir un mejor
porvenir ganándose el salario honradamente.
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