¿Quieren una para enviar a
Guinness? En abril de 1948, los jugadores de billa del Café Nipón (Alberdi 51), se declararon en huelga. Los dueños,
“ponjas” ellos, muy “atleviditos”, decidieron cobrar 1,80 la hora y ardió
Troya. Los de buenos modales fueron superados por los belicosos y los japoneses
decidieron llamar a la policía. El Nipón, esa evocación de la no tan veterana Salta,
fue el centro obligado de muchas generaciones de salteños. El miércoles 23 de
junio de 1954, el “caféleche pala do”, “malche do café neglo”, “sumalino con
toltilla”, habían entrado para siempre en el arcón de los recuerdos. Con Hariki
incluido, el pequeño mozo que terminó su vida profesional en el bufet de
Gimnasia y Tiro. Hariki era famoso en el Nipón por su modalidad: los muchachos
le pedían seis cosas distintas, pero él no se hacía problemas. Se daba la
vuelta y decía “malche sei sumalino con media luna” y a buscar el libro de
quejas.
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