La Asociación de Referees, tenía su sede en España 666 y con el
transitar de los años y los torneos, fue endureciendo su accionar. En junio de
1936, por reiteradas inasistencias fueron suspendidos: Salomón Díaz (presidente
en 1939), dos fechas; Domingo Sánchez y Amadeo Roncaglia, cuatro; Lindor Bravo,
Flavio Roncaglia, una; amonestado, Marcelino Pastore; deben justificar Federico
A. Miller, Ricardo Galli, Severo López, Evaristo Hernández, Mauricio
Abramovich, Rufino Plata, Manuel Cabrera, Dionisio Cardos, Antonio Güemes,
Ramón López y Adolfo Agüero. “Pavada
i’fayuto, ¿qué no?”, manifestaba un contemporáneo. Cuentan que un árbitro,
después de su almuerzo casero, se dirigía en bicicleta a la cancha y al pasar
por la casa de un compadre, fue invitado a un “traguito” y a unas “costillitas”,
mientras los hinchas esperaban vanamente en la cancha. El referee aceptó otro
trago y otro bocado, y después muchos más. “Baleado” a muerte como estaba, era
consciente del compromiso asumido y cuentan los testigos que se puso vertical a
duras penas, le ayudaron a montar la bicicleta, y en el primer intento de pedalear,
otro tremendo porrazo para quedar tendido, “durmiendo la mona”.
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