El automóvil llegó a Salta en
el año 1905. Dicen que lo trajo un gringo, míster Adalbert Smith, un ingeniero que trabajaba en Mina Concordia, vecina de San Antonio de los Cobres. Desde ese año,
el automóvil se convirtió en “gran peligro” y agregaba la crónica que “el
desgarbado vehículo anda por las calles espantando animales y coches
(degüellos), como diablo que se lleva al demonio. Y como diablo que es, si la
Municipalidad no lo remedia, se habrá de llevar a alguno al otro mundo, porque
aquí no hay avenidas, ni la ciudad es carretera, ni esto es Chaco, ni hay
boratera. Prudente será darle a entender al señor automovilista que modere la
velocidad de su carricoche, sino quiere que tengamos por ahí unas cuantas
piernas rotas. Lo hemos visto doblar las esquinas a toda velocidad…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario